Feast of the Holy Family of Jesus, Mary and Joseph (2023)

B. E. Murillo, The Holy Family with a Little Bird (1650), oil on canvas, Museo Nacional del Prado (Madrid)

In our country we are competitive people. We have this drive to always want to be better than someone else. As a result we spend a lot of energy comparing ourselves, or our situations with those with whom we work, live near, etc. In many ways this is healthy. However, we would be wrong if we were to apply this natural competitive attitude to our families. It is neither just nor wise for us to compare our families to our neighbors. Yet, so many of us do this. This is wrong because, first, every family is a unique relationship of singular individuals. It is impossible for two families to be identical. Second, every family has challenges which usually are not apparent to the eye of the envious neighbors. Today, we celebrate the Feast of the Holy Family. In our natural competitive attitude, we are tempted to look at the Holy Family as an ideal we cannot realize in our families. But, Jesus, Mary and Joseph had their share of struggles. The trust which is fundamental to a marriage was challenged by Mary´s pregnancy. Joseph must have felt terrible when he had to bring his wife to a stable to have the child. Living in a foreign land, Egypt, away from family and traditions, was far from ideal. Still, the Holy Family made it through the difficulties of their family life for one reason only: they had great faith. Joseph had faith in the angel of his dreams and treated the pregnant Mary in an honorable way. He had faith that God would help him protect the child, and he moved the family to Egypt. Mary had faith both in the angel and in God’s working through Joseph. Jesus, having emptied himself of his divinity, had faith in his parents to care for him.

The Holy Family conquered their struggles through their faith-life. This must be the primary concern of our families. To be the best parents you can be, remain grounded in the Lord. Make prayer a part of your home life. Pray with your children at bedtime and pray for them after they fall asleep. Teach your children respect. Let them witness your respect for them, for each other, and for others and demand that they respect others, including you. Do your best, and trust God to do the rest. May all our families be Holy Families • AE


St. Dominic Catholic Church • Weekend Schedule

Feast of the Holy Family of Jesus, Mary and Joseph

Saturday, December 30, 2023

3.00 p.m. Sacrament of Reconciliation – Fr. Jaime.

5.00 p.m. Holy Mass (English) – Fr. Jaime.

Sunday, December 31, 2023

7.30 a.m. Holy Mass (English) – Fr. Jaime P.

10.00 a.m. Holy Mass (English) – Fr. Jaime P.

12.30 p.m. Holy Mass (English) – Fr. Agustin E.

3.00 p.m. Santa Misa  – Fr. Agustin E.


Nunc Dimmitis

El Nunc dimittis, también conocido como El cántico de Simeón, es un cántico del Evangelio de san Lucas, así llamado por sus primeras palabras traducidas al latín, que significan «Ahora dejas». Es uno de los cuatro Cánticos Evangélicos, siendo los otros tres el Magníficat o Cántico de María, el Benedictus o Cántico de Zacarías y el Gloria in excelsis Deo. Dentro de la Liturgia de las horas, el Nunc dimittis es el canto evangélico empleado en el rezo de las completas, la última parte de la Liturgia de las Horas. Esta hermosísima versión la debemos a la comunidad de Taizé (Francia) •


Fiesta de la Sagrada Familia 2023 (Infraoctava de Navidad)

Autor anónimo, Presentación de Jesús en el Templo (1370), Manuscrito iluminado, Galería Ufizzi (Florencia)

A ninguno nos gusta envejecer. La vejez evoca casi siempre en nosotros soledad, tristeza, esclerosis, aislamiento, amnesia; incapacidad para vivir intensamente.

¿Es posible ser llegar a viejo y vivir dichoso? Sin duda, depende de la familia, de los amigos, del ambiente, de la salud, de las condiciones de jubilación. Pero, en buena parte, depende también de cada hombre o mujer. Hay gente mayor que se hunde en la desconfianza, la rebelión o el pesimismo. Gente mayor amargada por el egoísmo, que tiraniza a quienes les rodean. Pero hay también gente mayor que ha descubierto la riqueza de esta edad.

Este domingo en el que celebramos a la Sagrada Familia el evangelio nos describe dos personajes hermosísmos: Simeón y Ana, dos ancianos que consumen sus últimos días a la sombra del templo de Jerusalén dando gracias a Dios y ofreciendo su sabiduría al pueblo.

Sin duda, envejecer no es un arte fácil. Tal vez, lo primero sea saber aceptar humildemente la vida tal como es, con su ritmo, sus posibilidades y sus limitaciones. Es gran sabiduría aceptar serenamente y sin engaños el momento particular de la vida en que nos encontramos.

Pero, ¿qué posibilidades puede ofrecer una edad aparentemente tan triste y temida como la vejez? En primer lugar, la vejez puede ser la gran ocasión para recuperar la paz del corazón y reconciliarnos con nosotros mismos. En la medida en que van disminuyendo otras actividades y preocupaciones, puede ser más fácil descansar de tanta agitación y encontrarse serenamente con uno mismo. Pero para ello, es necesario confiar en Dios. Mirar nuestra vida pasada con los ojos de ese Dios que comprende nuestras equivocaciones, perdona nuestros pecados más oscuros y nos acepta como somos. Dejar en sus manos nuestro futuro porque sólo Él nos ama al fin. Entonces, la vejez puede ser tiempo para saborear la bondad de Dios, momento propicio para agradecer el regalo de la vida, tal como ha sido, con sus horas hermosas y sus momentos amargos. Pero puede ser, además, el tiempo de la sabiduría y de la verdad. Tiempo para relativizar tantas cosas que no tenían la importancia que les hemos dado a lo largo de la vida. Tiempo para recordar a los jóvenes dónde está, al final, lo verdaderamente esencial. Y, sobre todo, tiempo de oración sencilla para convertir esas largas horas de silencio, soledad y, tal vez, de sufrimiento, en maduración confiada para el encuentro final con Dios • AE


¿Qué andas leyendo?