The Feast of the Presentation of the Lord (2025)

Contemporary icon depicting the Presentation of the Lord in the Temple of Jerusalem.

A Light for All Nations

This Sunday, the Church celebrates the Feast of the Presentation of the Lord, a day rich in meaning and steeped in tradition. The readings for this feast draw us into the beauty of God’s plan of salvation, reminding us of Christ’s role as the Light of the World.

The prophet Malachi (Malachi 3:1-4) speaks of the Lord’s coming as a moment of refinement and purification. Christ enters His temple not just as a child carried in His mother’s arms but as the fulfillment of centuries of waiting, the very presence of God come to dwell among His people. Psalm 24 beautifully complements this message, declaring, “Lift up your heads, O gates! … that the King of glory may come in!” Indeed, the King of glory is among us, bringing light and salvation to all who open their hearts to Him. The Letter to the Hebrews (2:14-18) offers a profound reflection on why Christ came in human flesh. By sharing in our humanity, He destroyed the power of death and became a merciful and faithful high priest. His solidarity with us is our greatest hope—He knows our struggles and walks with us in our trials. The Gospel of Luke (Luke 2:22-40) introduces us to Simeon and Anna, two faithful servants who waited patiently for the Messiah. Simeon’s hymn, the Nunc Dimittis, proclaims Jesus as “a light for revelation to the Gentiles and glory for your people Israel.” Anna, too, rejoices in the fulfillment of God’s promise, testifying to all who would listen. These figures remind us of the virtue of patient hope and the joy of recognizing God’s work in our lives.

In some countries, this feast is also known as Día de la Candelaria (Candlemas), emphasizing the connection between Christ as the Light of the World and the candles blessed in His honor. The word candela means “candle,” symbolizing how Christ’s light dispels the darkness of sin and death. As we reflect on the Presentation, let us also remember the importance of Sunday as the Lord’s Day. It is a time set apart for worship, rest, and renewal, a weekly invitation to encounter the Light of the Nations in Word and Sacrament. May we, like Simeon and Anna, seek Christ with expectant hearts and carry His light into the world. May the Light of Christ guide your path this week and always. Happy Feast of the Presentation!• AE


St. Joseph Catholic Church (Dilley, TX) • Weekend Schedule

Fr. Agustin E. (Parish Administrator)

Saturday, February 1, 2025.

5.00 p.m. Sacramento de la Confesión

6.00 p.m. Santa Misa.

Sunday, February 2, 2025

8.00 a.m. Sacrament of Reconciliation

8.30 a.m. Holy Mass.

10.30 p.m. Sacrament of Reconciliation.

11.00 a.m. Holy Mass.


Fiesta de la Presentación del Señor (2025)

Celebramos la Fiesta de la Presentación del Señor, también conocida en muchos países, como México, como el Día de la Candelaria. Este día tiene un significado profundo: recordamos cómo Jesús, siendo un niño, fue presentado en el Templo como la Luz del mundo. El término «Candelaria» viene de candela, que significa vela, un símbolo perfecto para Cristo, quien ilumina nuestras vidas y disipa toda oscuridad.

Las lecturas de esta fiesta nos ayudan a comprender mejor el mensaje de salvación que se cumple en Jesús. En el libro de Malaquías (3:1-4), se anuncia que el Señor llegará a su Templo como un fuego purificador, listo para renovar a su pueblo. El Salmo 24 nos invita a abrir las puertas de nuestro corazón con las palabras: “¡Ábranse, portones eternos, para que entre el Rey de la gloria!” Este Rey es Jesús, el Mesías esperado, quien viene para salvarnos. En la carta a los Hebreos (2:14-18), se nos recuerda que Jesús tomó nuestra misma carne para vencer a la muerte y compartir nuestras luchas. Es un mensaje lleno de esperanza: no estamos solos, porque Jesús, nuestro sumo sacerdote, camina con nosotros y entiende nuestras debilidades. En el Evangelio (Lucas 2:22-40) conocemos a dos figuras inspiradoras: Simeón y Ana. Ambos eran ancianos, pero su fe estaba más viva que nunca. Simeón, al ver al niño Jesús, proclama el hermoso himno del Nunc Dimittis: “Mis ojos han visto a tu Salvador, luz para iluminar a las naciones.” Por su parte, Ana, una profetisa que dedicó su vida a la oración, reconoce al Mesías y comparte con todos la alegría de la salvación.

Simeón y Ana nos enseñan que se puede envejecer con dignidad, clase y elegancia cuando nuestra vida está anclada en la fe. A pesar de los años, ellos vivieron con esperanza, esperando ver la luz de Dios. Su ejemplo nos invita a ser pacientes y a mantenernos firmes en la confianza de que Dios cumple sus promesas.

En este Día de la Candelaria, también es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia del domingo como el Día del Señor. Así como Simeón y Ana dedicaron su tiempo a buscar a Dios, nosotros también estamos llamados a apartar el domingo para encontrarnos con Jesús, especialmente en la Misa, donde celebramos su presencia como la Luz que guía nuestras vidas. Que esta fiesta nos inspire a mantener viva la fe, a reconocer la luz de Cristo en nuestra vida diaria y a compartirla con los demás. Como las velas que se bendicen hoy, que nuestra vida sea un reflejo de la luz de Jesús en el mundo. Y que el Señor, la Luz de las naciones, ilumine siempre nuestro camino • AE

A. Grammatica, La Presentación de Jesús en el Templo (s. XVII), óleo sobre tela, Museo Cívico de Viterbo (Italia)


Música para leer

El Himno Nunc Dimittis: Un Canto de Paz para el Final del Día

El Nunc Dimittis, también conocido como el Cántico de Simeón, es un hermoso himno que encontramos en el Evangelio de San Lucas (2:29-32). Estas palabras fueron pronunciadas por Simeón, un hombre justo y piadoso, quien reconoció en el niño Jesús al Salvador prometido. Movido por el Espíritu Santo, Simeón proclama:

«Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo muera en paz, según tu palabra, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»

En la Liturgia de las Horas, este himno se recita cada noche durante las Completas, la última oración antes de dormir. ¿Por qué? Porque el Nunc Dimittis expresa una profunda confianza en Dios y una paz interior que nos invita a entregar nuestro día y nuestra vida en sus manos. Así como Simeón pudo descansar en paz tras encontrar a Cristo, nosotros también podemos confiar en que Él vela por nosotros mientras descansamos. El Nunc Dimittis nos enseña a cerrar el día con gratitud, entregando nuestras preocupaciones y alegrías al Señor, y recordándonos que la verdadera paz se encuentra al reconocer a Jesús como la Luz que ilumina nuestra vida y nuestro camino. Que este himno sea una fuente de consuelo y esperanza cada noche, recordándonos que, en Cristo, podemos descansar en paz.