
San José es el hombre del silencio y de la fe, aquel que, sin pronunciar palabra en los Evangelios, nos enseña con su vida lo que significa confiar plenamente en Dios. No hubo en él discursos ni protagonismos, sino una disposición total a la voluntad divina. Su grandeza no se midió por hazañas espectaculares, sino por la fidelidad en lo cotidiano, en lo oculto, en lo pequeño. El Evangelio de Mateo nos lo presenta como «un hombre justo». Justo no en el sentido meramente legalista, sino como alguien que vive en íntima comunión con Dios, dispuesto a obedecer incluso cuando no comprende. Su fe se expresó en gestos concretos: acogió a María sin miedo, protegió al Niño Jesús, emigró a Egipto en medio de la incertidumbre y trabajó con esfuerzo para sostener a su familia. José nos recuerda que la santidad se juega en lo cotidiano, en el trabajo, en el servicio humilde, en la escucha atenta de la voz de Dios.
En un mundo donde la prisa y la autoafirmación parecen ser la norma, San José nos invita a redescubrir la espiritualidad del silencio y la confianza. No buscó explicaciones antes de obedecer, sino que dejó que Dios le guiara. En la vida de fe, muchas veces quisiéramos certezas inmediatas, señales visibles, respuestas claras, pero Dios nos llama a caminar con la lámpara de la confianza, paso a paso, sin verlo todo con claridad. José nos enseña que confiar en Dios no es una emoción pasajera, sino una decisión profunda del corazón.
La imagen de San José con el Niño de Guido Reni nos ayuda a contemplar esta realidad. En la pintura, vemos a un José amoroso y firme, sosteniendo al Niño con ternura. Su mirada refleja la responsabilidad y el amor con que asumió su misión. Es una imagen que nos invita a preguntarnos: ¿Cómo estamos cuidando lo que Dios nos ha encomendado? ¿Somos fieles en lo pequeño, en lo oculto, en lo que nadie aplaude ni reconoce?
En su carta Patris Corde, el Papa Francisco nos recuerda que San José supo transformar un problema (el embarazo inesperado de María) en una oportunidad para confiar en Dios. José no huyó de los desafíos, sino que los abrazó con fe. Del mismo modo, cada uno de nosotros está llamado a transformar los momentos de crisis en espacios de entrega y esperanza. Para acompañar esta meditación, podemos dejarnos envolver por la música de Arvo Pärt, especialmente su obra Spiegel im Spiegel. Esta pieza minimalista, con su atmósfera introspectiva y serena, refleja la paz interior de San José, su silencio fecundo y su confianza total en la voluntad de Dios. La vida de José nos enseña que no hace falta levantar la voz para que Dios nos escuche, sino aprender a escucharle en el silencio.
Hoy, en su fiesta, pidámosle a San José que nos ayude a confiar más, a vivir con humildad, a encontrar en la oración el alimento de nuestra fe. Que su ejemplo nos ayude a caminar con firmeza en los caminos de Dios, sosteniendo con amor a quienes nos han sido encomendados y sirviendo con generosidad en lo cotidiano. Que su intercesión nos ayude a vivir con un corazón abierto, dispuesto siempre a decir: «Señor, hágase en mí según tu palabra” • AE

With great joy, we invite you to join us in celebrating the Feast of St. Joseph, patron of the universal Church and a model of faith, humility, and surrender to God. We will gather for the Holy Mass on Wednesday, March 19, at 6:00 p.m. at St. Joseph Catholic Church in Dilley, TX.
St. Joseph teaches us the value of silence, trusting obedience, and generous service. In this celebration, let us ask for his intercession for our families, our community, and the entire Church, and let us renew our trust in God’s providence. Join us for this beautiful feast of faith and unity!

O silent saint, whose hands with labor blessed,
In humble craft did shape the will divine,
No words you spoke, yet faith in you expressed,
A guiding light through love and grace benign.
With steady heart, in shadows you remained,
A guardian strong, yet meek in heaven’s call,
Through trials vast, unwavering, unstained,
Your trust in God stood steadfast over all.
O chaste protector of the Virgin bright,
Who bore the Christ, the hope of all mankind,
Your strength was found in God’s eternal light,
A soul so pure, in silence yet refined.
O Joseph, teach us faith that does not flee,
To trust in Him as you so fearlessly.
