
J. Vermeer, Christ with Martha and Mary (1655), oil on canvas, Scottish National Gallery, Edinburg.
Martha is not wrong to serve. But somewhere along the way, service became noise. Worry overtook presence. She forgot that the Guest she was trying to please had already come to bring peace, not performance. Mary, instead, does something radical. She stops. She listens. She chooses stillness — not to escape, but to receive. In one of her lesser-known poems, Christian poet Anne Porter writes:
“It is only in quietness
that the Word
can be heard.”
There’s a reason the Gospels often show Jesus withdrawing to the mountain or the sea. Not because He fled the world, but because love needs silence to deepen. Without that silence, even our best efforts turn frantic, self-referential, breathless. We all know what it feels like to be Martha — efficient, needed, exhausted. But the Gospel is not a call to choose between doing and being. It is a call to let our doing be rooted in being with Christ. “Only one thing is necessary,” says Jesus. And that one thing is not a task. It’s a presence. This week, try to stop — even for five minutes — and be still before Him. No agenda. No spiritual acrobatics. Just His gaze… and your heart. Let me suggest a soundtrack for that moment: La Pioggia by the Japanese composer Joe Hisaishi (from Piano Stories II). It’s not “sacred music” in the formal sense, but it opens a space — like Mary did — for something sacred to happen • AE

St. Joseph Catholic Church (Dilley, TX) • Weekend Schedule

Fr. Agustin E. (Parish Administrator)
Saturday, July 19, 2025.
5.00 p.m. Sacramento de la Confesión
6.00 p.m. Santa Misa.
Sunday, July 20, 2025
8.00 a.m. Sacrament of Reconciliation
8.30 a.m. Holy Mass.
10.30 p.m. Sacrament of Reconciliation.
11.00 a.m. Holy Mass.
XVI Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo C)

Doménikos Theotokópoulos, El Greco, Santa Verónica con el velo de Cristo (1585), Óleo sobre lienzo, Museo de Santa Cruz, Toledo (España)
Jesús no le reprocha a Marta que sirva. Le reprocha que se haya perdido en el ruido. Que su servicio se haya desconectado de la presencia. Que el activismo la haya robado del encuentro. En cambio, María se sienta. No por pereza, sino porque ha comprendido que la única urgencia es el rostro de Cristo. Esto lo intuyó también Georges Bernanos en su Diario de un cura rural. Allí, el joven sacerdote, rodeado de indiferencia, enfermedad y fatiga, anota una frase que arde como una herida: “Todo es gracia.” Gracia es poder sentarse, cuando todo empuja a correr. Es poder escuchar, cuando todo grita. Es quedarse a los pies de Cristo, incluso cuando uno no entiende, ni puede, ni sabe qué decir. Hoy, muchos de nosotros somos Marta. Nos quemamos por cosas buenas. Pero nos falta detenernos. Volver al centro. Volver a Él. Jesús no desprecia nuestras obras. Pero sí que nos pregunta si recordamos para quién las hacemos. Esta semana podríamos detenernos un momento y escuchar con calma y atencion el precioso Stabat Mater de Luigi Boccherini. No es la música que encontraríamos en una gran catedral sino en un momento de recogimiento y oración; oración llena de ternura, como una madre delante del dolor. Escúchalo como María: no con los oídos solamente, sino con el alma. La imagen que ilustra esta entrada nos muestra a Santa Verónica con el velo donde ha quedado impreso el rostro del Señor. No hay paisaje. No hay drama narrativo. Solo un rostro. Solo Cristo. Cristo es todo. Todo el consuelo. Toda la belleza. Toda la verdad. El arte, la compasión, la fe… todo converge en ese rostro. Quien lo mira con el corazón, no necesita nada más • AE

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