
A. Wyeth, Wind from the Sea (1947), tempera on hardboard, National Gallery of Art (Washington)
In today´s gospel Jesus tells of a widow who refuses to give up, who keeps coming back until even a corrupt judge relents. It is a striking image of prayer—not elegant, not serene, but stubborn. And then the surprise ending: “When the Son of Man comes, will he find faith on earth?” That last question turns everything around. God’s fidelity is not in doubt. The fragile thing is ours. Faith is not measured by a moment of inspiration, but by whether we endure in the long, silent stretches when nothing seems to move. Virginia Woolf once wrote in The Waves: “I am rooted, but I flow.” That is close to the texture of faith: anchored in God, yet moving through days that rise and fall, sometimes bright, sometimes unbearably gray. Prayer becomes less about obtaining results than about not letting the roots snap. A musical echo of this comes in Max Richter’s On the Nature of Daylight. It begins almost imperceptibly, strings unfolding in slow waves. It is music that aches but does not collapse, music that carries you forward even when the weight is heavy. It sounds like the widow’s footsteps—returning again and again, refusing to disappear. The Gospel leaves us with a question rather than an answer. That is intentional. Faith is never automatic; it is written line by line, day by day, prayer by prayer. The Son of Man’s question lingers in the air, and our perseverance is the only reply • AE

St. Joseph Catholic Church (Dilley, TX) • Weekend Schedule

Fr. Agustin E. (Parish Administrator)
Sunday, June 15, 2025
8.00 a.m. Sacrament of Reconciliation
8.30 a.m. Holy Mass.
10.30 a.m. Sacrament of Reconciliation.
11.00 a.m. Holy Mass.
5.00 p.m. Sacramento de la Confesión
6.00 p.m. Santa Misa.
XXIX Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo C)

J. Baptiste Santerre, Niña con una vela (c. 1700), óleo sobre lienzo, Museo Pushkin de Bellas Artes (Moscú)
Jesús narra la parábola de una viuda que no se cansa de insistir ante un juez injusto. Y cuando esperamos un final reconfortante, Él nos lanza una pregunta desconcertante: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” No pone en duda la fidelidad de Dios. Lo que está en juego es la nuestra. Porque la fe no se mide en los momentos de entusiasmo, sino en los largos silencios, cuando pareciera que nuestras súplicas no mueven nada. Ahí es donde la perseverancia se convierte en verdadera oración. Saramago, en ese libro tan polémico e incómodo llamado El Evangelio según Jesucristo, pone en boca de Jesús una frase inquietante: “El silencio de Dios es la respuesta de Dios.” Para el creyente, ese silencio no significa ausencia, sino prueba. Es el lugar donde la fe madura y se purifica, donde aprendemos a confiar no en lo que vemos, sino en Aquel que nunca abandona. Algo semejante transmite la música del Kaddish de Leonard Bernstein. Es una oración intensa, a veces casi de protesta, pero que nunca rompe el hilo del diálogo con Dios. Entre súplicas y tensiones, la melodía sostiene una certeza: seguir rezando, incluso entre lágrimas, ya es una forma de creer. La pregunta de Jesús queda abierta, como un eco que atraviesa los siglos. No basta responderla con palabras; se responde con la vida, con la perseverancia en la oración, con la fe que se mantiene en pie incluso cuando todo invita a rendirse. Así, cada uno de nosotros, con nuestra oración humilde y constante, puede adelantar la respuesta: “Sí, Señor. Cuando vengas, encontrarás fe en nosotros. Encontrarás fe en mi corazón” • AE
Leonard Bernstein estrenó en 1963 su Sinfonía n.º 3, “Kaddish”, una de sus composiciones más intensas y personales. El título alude a la oración judía que, aun en el duelo, proclama la grandeza de Dios. Bernstein la transformó en una pieza monumental para orquesta, coro, soprano y narrador. No es una recitación litúrgica, sino un diálogo apasionado con Dios, donde la alabanza convive con la protesta, la súplica con el reproche. Escrita en memoria de John F. Kennedy, la obra es a la vez lamento y esperanza, un acto de fe que no se rinde ni siquiera en medio de la oscuridad.

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El Papa León XIV publicó el 9 de octubre de 2025 su primera exhortación apostólica, Dilexi te (“Te he amado”), firmada en la fiesta de San Francisco de Asís. El texto, iniciado bajo el pontificado de Francisco y asumido ahora por León XIV, coloca en el centro el amor preferencial de Dios por los pobres. Con un tono firme y pastoral, subraya que la fe cristiana no puede separarse del compromiso con los más vulnerables y llama a la Iglesia entera a configurarse como una Iglesia para los pobres. Puedes leerla aqui.


