
Anonymus artist, Crucifixion with the Good Thief, Cretan (Post-Byzantine) School, 16th–17th century, Tempera and gold on panel.
The Solemnity of Christ the King brings us to a throne no one expects: wood instead of marble, thorns instead of gold. In today’s Gospel (Luke 23:35–43), Jesus is mocked, pushed to “prove” His power: “If you are King of the Jews, save yourself.” One criminal demands a miracle—control, efficiency, a king who fixes things on command. But the other sees what power truly looks like. He doesn’t bargain or justify himself; he simply whispers, “Jesus, remember me when you come into your kingdom.” And Jesus answers with the promise every wounded heart longs to hear: “Today you will be with me in Paradise.” Christ reigns not by escaping suffering, but by entering ours—authority expressed as mercy. C.S. Lewis once wrote that the strongest love is not the one that shouts but the one that “stoops in order to lift.” That is Christ’s kingship: love that lowers itself to raise us. For prayer, listen to “Jesus, Remember Me” from Taizé, a small monastic community in France where simple, meditative chants repeat a single line until the heart prays more than the lips. It is the Good Thief’s prayer turned into a heartbeat. A King who remembers us—who reigns from the cross—reigns forever • AE

St. Joseph Catholic Church (Dilley, TX) • Weekend Schedule

Fr. Agustin E. (Parish Administrator)
Saturday, November 22, 2025
10.00 a.m. Sacrament of Baptism for Zion Adriel Vasquez
5.00 p.m. Sacramento de la Confesión
6.00 p.m. Santa Misa.
Sunday, November 23, 2025
8.00 a.m. Sacrament of Reconciliation
8.30 a.m. Holy Mass.
10.30 p.m. Sacrament of Reconciliation.
11.00 a.m. Holy Mass.
Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo (2025)

E. Chillida, El Buen Ladrón (1994), Serigrafía con relieve sobre papel, Colección Patrimonio Historico de la Universidad de Granada (España)
La solemnidad de Cristo Rey nos coloca delante de una escena que rompe todos los esquemas: un rey crucificado. En el Evangelio (Lc 23,35-43), Jesús no está en un trono ni rodeado de poder; está suspendido entre el cielo y la tierra, mientras unos lo miran con desprecio y otros lo usan para burlarse: “Si eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.” Ese es el tipo de rey que el mundo quiere: uno que demuestre fuerza inmediata, eficacia, control absoluto. Pero el Reino de Cristo es otra cosa: es un reino donde la autoridad se expresa en servicio y donde el poder se manifiesta en la entrega. El buen ladrón, sin saber teología, lo entiende mejor que todos: no le pide que baje de la cruz, le pide que no lo olvide. “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.” A veces, la fe se reduce a eso: a confiar cuando no entendemos, a permanecer cuando no sentimos. Gabriel García Márquez escribió que “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”; en este monte, la memoria no es nostalgia, es salvación: el ladrón confía en ser recordado por Jesús, y Jesús transforma ese recuerdo en eternidad: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.” Para orar, escucha “Nada te turbe”, una adaptación musical de la oración de Santa Teresa de Jesús —breve, sencilla, teresiana— que repite una verdad perfecta para este evangelio: solo Dios basta. Ante un Rey que no impone, sino que acompaña, lo único que hace falta es dejarnos mirar por Él • AE

¿Qué Lees?


Puedes leer el texto en español de esta nota doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe aqui.

