Second First Sunday of Advent (2024)

C. Maratti, Saint John the Baptist Pointing to Christ in a Landscape (1656), oil on canvas, Harvard Museum of Art

Today’s readings tell us that God is coming, but he sees that the road to our hearts is loaded with horrible ruts. John the Baptist calls upon us in the spirit of Isaiah the prophet: “Prepare the way of the Lord, make straight His paths.” Advent is the season of personal road work. We need to recognize where we have allowed ruts to occur in our lives. Now I don’t mean a few holes here and there, but long deep fissures in our souls caused by our allowing heavy equipment to destroy us. What heavy equipment? That heavy equipment could be our desire to go along with the crowd around us. It is not just that we join them in doing bad things, it is that we have made these actions part of our lifestyle. We are more concerned with being accepted by others than we are with doing what we know is right and avoiding what we know is wrong. We may have a few holes here and there that we need to fill in. And most of the time when we go to confession, we do just that. We look at those things we may have done or failed to do and seek forgiveness from God. This is good, but is it good enough? We need to be more thorough. We need to ask ourselves why do we do the things that formed those holes.

During Advent we need to do the serious road work, the work of recognizing what ruts have ingrained themselves in our lives. During Advent we need to “Prepare the way of the Lord, and make straight his paths.” During Advent we need to make a good confession, a truly good confession, and ask God to help us recognize if there are ruts in our lives and to fill them in with his way, the way of love. God is not done with any of us yet. Paul tells his beloved Philippians, and us, in the second reading: I am confident of this, that the one who began a good work in you will continue to complete it until the day of Christ Jesus. We pray today to the Lord of Road Work • AE


St. Joseph Catholic Church (Dilley, TX) • Weekend Schedule

Fr. Agustin E. (Parish Administrator)

Saturday, December 7, 2024.

10.00 a.m. Funeral Mass for + Ms. Porfiria Marquez

5.00 p.m. Sacramento de la Confesión

6.00 p.m. Santa Misa.

Sunday, December 8, 2024

8.00 a.m. Sacrament of Reconciliation

8.30 a.m. Holy Mass.

10.30 p.m. Sacrament of Reconciliation.

11.00 a.m. Holy Mass.

Monday, December 9, 2024

Solemnity of the Immaculate Conception of the Blessed Virgin Mary (Holiday of Obligation)

10.00 a.m. Holy Mass (Bilingual)

6.00 p.m. Holy Mass (Bilingual)


Segundo Domingo de Adviento (2024)

Juan grita mucho. Lo hace porque ve al pueblo dormido y quiere despertarlo, lo ve apagado y quiere encender en él la fe en un Dios Salvador. Su grito se concentra en una llamada: «Preparen el camino del Señor». ¿Cómo abrirle caminos a Dios? ¿Cómo hacerle más sitio en nuestra vida?

Búsqueda personal. Para muchos, Dios está hoy como oculto y encubierto por toda clase de prejuicios, dudas, malos recuerdos de la infancia o experiencias religiosas negativas. ¿Cómo descubrirlo? Lo importante no es pensar en la Iglesia, los obispos y sus escandalos, la misa o la moral sexual. Lo primero es abrir el corazón y buscar al Dios vivo que se nos revela en Jesucristo. Dios se deja encontrar por los que lo buscan.

Lo segundo: atención interior. Para abrirle un camino a Dios es necesario descender al fondo de nuestro corazón. Quien no busca a Dios en su interior es difícil que lo encuentre fuera. Dentro de nosotros encontraremos miedos, preguntas, deseos, vacío… No importa. Dios está ahí. Él nos ha creado con un corazón que no descansará si no es en él.

Los dos pasos anteriores han de ser con un corazón sincero. No ha de preocuparnos el pecado o la mediocridad. Lo que más nos acerca al misterio de Dios es vivir en la verdad, no engañarnos a nosotros mismos, reconocer nuestros errores. El encuentro con Dios acontece cuando a uno le nace desde dentro esta oración: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador». Éste es el mejor camino para recuperar la paz y la alegría interior.

En actitud confiada. Es el miedo el que cierra a no pocos el camino hacia Dios. Tienen miedo a encontrarse con Él, sólo piensan en su juicio y sus posibles castigos. No terminan de creerse que Dios sólo es amor y que, incluso cuando juzga al ser humano, lo hace con amor infinito. Despertar la confianza total en este amor puede ser comenzar a vivir de una manera nueva y gozosa con Dios.

Caminos diferentes. Cada uno ha de hacer su propio recorrido. Dios nos acompaña a todos. No abandona a nadie y menos cuando se encuentra perdido. Lo importante es no perder el deseo humilde y sencillo de querer llegar a Dios. Quien sigue confiando, quien de alguna manera desea creer es ya creyente delante de ese Dios que conoce hasta el fondo el corazón de cada uno de nosotros • AE  


Musica para Adviento

El Mesías (en inglés, Messiah) es un oratorio en inglés compuesto por Georg Friedrich Händel en 1741, con un texto bíblico recopilado por Charles Jennens de la Biblia del rey Jacobo y de la Biblia Coverdale. Su estreno fue en Dublín el 13 de abril de 1742 y se representó casi un año después en Londres. Después de una acogida de público inicial modesta, el oratorio ganó popularidad y finalmente se convirtió en una de las obras corales más conocidas e interpretadas con mayor frecuencia en la música occidental.

Händel se había ganado su reputación en Inglaterra, donde vivía desde 1712, gracias a sus composiciones de ópera italiana. Se pasó al oratorio en inglés en la década de 1730 en respuesta a los cambios de gusto del público. El Mesías fue su sexta obra en este género. Mientras que en los demás oratorios puede reconocerse una marcada influencia italiana, la música de El Mesías se arraiga en las antiguas pasiones y cantatas alemanas. Aunque su estructura se asemeja a la de la ópera, no hay forma dramática, imitaciones de personajes ni discurso directo. En cambio, el texto de Jennens es una reflexión extendida sobre Jesús de Nazaret como el Mesías llamado Cristo. El texto comienza en la Parte I con profecías de Isaías y otros, y pasa a la anunciación a los pastores, la única «escena» tomada de los Evangelios. En la Parte II, Händel se concentra en la Pasión y termina con el coro «Aleluya». En la Parte III, abarca la resurrección de los muertos y la glorificación de Cristo en el cielo.


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